La inseguridad no es un problema estadístico

Jujuy, 25 de Julio de 2012

El Diputado Nacional por Jujuy, Dr. Mario Fiad, considera que “El tema de la inseguridad es uno de los temas de mayor sensibilidad social y de mayor impacto en la calidad de vida de los argentinos”.

Fiad expresó, “La percepción cotidiana del temor a ser víctima de un delito, es generalizada y abonada por la realidad certera de experiencias propias o cercanas, de las que cada día se tiene noticia.

La inseguridad se ha apoderado de nuestras vidas y se ha llevado muchísimas vidas, y ya no está asociada a precauciones, horarios o lugares por los que no es aconsejable transitar. Ahora todo es posible en cualquier lugar.

Y así como este flagelo es de larga data en nuestro país, también es de larga data la obstinada actitud del gobierno de negar o minimizar el problema. Al igual que el avestruz que esconde la cabeza cuando no tiene forma de resolver el problema, el gobierno parece creer, en un exceso de ingenuidad o una muestra de ineficiencia, que si no se habla del problema, el problema no existirá.

Cuando un paciente acude al médico, quiere soluciones para su problema, busca aliviar su dolor y curar su enfermedad. No le basta con saber que en otros países hay mucha gente que padece la enfermedad. Las estadísticas ajenas no le resuelven el problema ni mitigan su dolor.

De igual manera, no puede el oficialismo, pretender seriamente que con enrostrarle a la ciudadanía, víctima cotidiana de delitos violentos, las estadísticas de otros países, eso pacificará los ánimos, reducirá la indignación y devolverá la vida a quienes la perdieron.

Con frecuencia escuchamos de parte de funcionarios del gobierno, el argumento estadístico, según el cual hay países que están mucho peor que nosotros o que los datos que conocemos so producto de la animosidad de ciertos medios de comunicación.

Tales afirmaciones parecieran un agravio injustificado a los ciudadanos, a esos mismos ciudadanos a quienes el Estado les debe protección y la garantía del ejercicio de sus derechos comenzando por el primero y esencial, la vida.

El Estado es quien tiene que definir una política en materia de seguridad que implique la decisión firme y la voluntad política clara de abordar de una vez el problema en toda su complejidad, y de no hacerlo, por lo menos debieran tener los funcionarios del gobierno, el mínimo de respeto para no aumentar el dolor de las víctimas, con comentarios y observaciones que solo buscan estériles justificaciones, empleando el viejo precepto “no hay mejor defensa que un buen ataque”.